SEITAI

 

Cultivar el movimiento espontáneo (el mismo que nos ha hecho nacer, crecer y nos mantiene vivos) y observar-comprender-respetar su manifestación es el cometido de la actividad cultural Seitai:

En sus sencillas prácticas, katsugen undo, yuki y gyoki, prestamos una atención directa a nuestro movimiento espontáneo. Y, sin necesidad de conocimientos previos o dominio de técnicas específicas, nos permiten recuperar la coordinación natural de las diversas actividades celulares de nuestro organismo y la asociación natural entre consciente y no consciente.
Cuando perdemos seriamente esta coordinación-asociación, aparece la enfermedad física y el trastorno psíquico. Entonces, nos hacen sentir cómo el estancamiento interno de nuestra vitalidad ha producido un acúmulo de tensión parcial excesiva; y nos ayudan a resolverla, reestableciendo así nuestra vida-salud.

De la experiencia seitai, surgieron unas preguntas y respuestas esenciales para la comprensión de la naturaleza humana:

¿Cuál es la facultad natural que mantiene la interrelación entre las diversas actividades energéticas del ser vivo: física, biológica y psíquica?
El movimiento espontáneo. Al considerar esta capacidad, lo llamamos osei. Comprende las oseis + y – vertical, frontal, lateral, rotatoria y central, las cinco formas fundamentales de manifestación de la vida.

¿Mediante qué estructura se establece esta interrelación en el ser vivo?
El esquema osei. Nos muestra cómo las cinco oseis organizan su absoluta interdependencia en la CVP (cráneo, vértebras, pelvis), la estructura rectora de la vida del organismo.

¿Qué cualidad especial manifiesta la osei en el ser humano?
El consciente espontáneo, que surge de la CVP humana en una asociación natural con el no consciente (gran parte de las actividades autónomas celulares). Su base orgánica radica en la conversión energética y el equilibrio f-e craneal, que dotan de una intensidad y cualidad especiales a nuestra actividad psíquica.

¿Qué expresión particular adquiere en cada individuo?
El taiheki. La osei se manifiesta de una forma original e irrepetible en cada persona, con el predominio hereditario de algunas oseis.

¿Cómo podemos cultivar el vigor de la unidad de sus actividades física, biológica y psíquica, y la asociación natural entre consciente y no consciente, de acuerdo con la naturaleza propia de cada individuo?
Mediante el katsugen undo, el yuki y el gyoki que nos facilitan la resolución de nuestra particular tensión parcial excesiva, el estancamiento interno de nuestra vitalidad, que se ha acumulado en nuestro interior.

Al observar nuestra vida cotidiana con estas nuevas referencias, aparece una nueva percepción de nosotros mismos, de la comunicación humana y de nuestra vida-salud.

Como esta perspectiva carece de precedentes en la cultura, deshace muchas concepciones que dirigen nuestra vida. Por ejemplo, creemos dirigir nuestra psique, mente o consciencia con distintas ideas: «el alma se perpetúa, mientras que el cuerpo se pudre»; «la poderosa mente está más allá del cosmos»; «conviene liberarla de todo tipo de condicionamientos»…
Esta creencia nos impide percibir que es ella la que nos maneja con su activación espontánea según el estado concreto de nuestro organismo.
Cuando el estancamiento interno de la vitalidad origina en ella el mayor problema del hombre, la obsesión, quedamos atrapados por determinada imaginación sobreexcitada (odio, envidia, complejo, fobia, angustia, ansiedad, depresión…), que también se manifiesta en muchas afecciones orgánicas.
Entonces, de poco sirven aquellas ideas para resolver el problema porque no pueden disminuir la tensión parcial excesiva que lo ha generado.
Pese a su extrema sencillez, las prácticas de seitai sí pueden hacerlo porque atienden directamente el movimiento espontáneo.

Estas nuevas prácticas y esta nueva perspectiva fueron expuestas por Haruchika Noguchi, fundador de la cultura seitai.