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Enfoque seitai

El enfoque seitai 

 

La práctica de katsugen, yuki y gyoki, junto con la observación de la osei en la vida cotidiana, nos va descubriendo nuestro original movimiento espontáneo y cómo se manifiesta su bloqueo, tanto física como psíquicamente, en uno mismo y en los demás. 
Apoyar y compartir esta experiencia es el propósito de la actividad seitai. 

Consciente de esta necesidad de cada individuo y ante la ausencia de este enfoque en la cultura humana, Noguchi fundó el Seitai, como una sociedad cultural, para cultivar colectivamente la manifestación espontánea de nuestra naturaleza. 

En las diferentes sesiones colectivas y seminarios, creamos un espacio para recuperar la flexibilidad de nuestro movimiento espontáneo; para que el katsugen, el yuki y el gyoki surgan espontáneamente en la vida diaria; para compartir nuestras vivencias acerca de ellos; para profundizar colectivamente en la percepción de nuestra manifestación espontánea. 

En la atención individual, se establece una comunicación orientada a que la persona sienta, en su organismo, con la mayor precisión posible, dónde se localiza su tensión parcial excesiva y perciba el estado concreto del estancamiento de su propia naturaleza, para que surja espontáneamente, en ella, el deseo de recuperar su propio movimiento.

Puesto que cada persona tiende a identificarse con una u otra parte del consciente vestido, culturalmente educado, el enfoque seitai pretende la recuperación de su consciente espontáneo y el juego flexible entre ambas zonas de su consciente. En los últimos años de su vida, Noguchi solía calificar las prácticas de katsygen undo y yuki como sencillas y valiosas formas de establecer un "diálogo interior".

Cuando aparece la anomalía o la enfermedad, el Seitai las considera como oportunidades para sentir el bloqueo de la manifestación espontánea y orienta las prácticas y la atención personal para resolverla o aliviarla, alejándose siempre del acto terapéutico. 

Las circunstancias en las que se desarrolla la vida de cada ser humano son distintas y complejas. El Seitai aspira a que cada individuo pueda expresar con la mayor amplitud su propia, original e irrepetible naturaleza. La manera como pueda conjugarla con las circunstancias de su vida también es original y sólo puede ser descubierta y realizada por él mismo. 

La cultura seitai concede también una especial importancia a que las futuras generaciones utilicen la zona vestida de su consciencia para poder expresarse con más nitidez y para que la cultura que elaboren pueda participar sin conflicto en ese gigantesco proceso evolutivo que se inició en el Universo hace miles de millones de años. 
La revolucionaria naturaleza de la especie humana es uno de sus resultados, extraordinario, pero no superior a la naturaleza de las otras especies. Cada una de éstas tiene sus aspectos particularmente maravillosos, que siempre necesitaremos conocer mejor para comprender el movimiento espontáneo de la vida.

El cultivo de nuestra manifestación espontánea es un asunto fundamentalmente empírico. Incluye muchos aspectos, en relación con la vida-salud, con uno mismo, con la comunicación con los demás, con la cultura y con el mundo, que sólo se conocen y se comprenden al experimentarlos diariamente a lo largo de muchos años:
Resulta difícil expresar con el lenguaje estas vivencias que conectan con el fondo de cada persona, aunque, a nivel empírico o al sentirlas, sean tan evidentes y reales. 

El descubrimiento de Haruchika Noguchi acerca de la osei y de la estructura del movimiento espontáneo o esquema osei y el enfoque que, a partir de él, realizó de las espontáneas prácticas de katsugen, yuki y gyoki es una valiosa guía para que cada persona pueda desplegar y comprender, por sí misma, su propio movimiento y el de los demás. 

En definitiva, la fundación del Seitai, hace tan sólo cincuenta años, es simplemente el inicio de una nueva perspectiva social y cultural para conocer, comprender y vivir con más plenitud nuestra maravillosa naturaleza humana.